Doña Anita’s Delights
Érase una vez una hueca en un espacio-tiempo desconocido, una hueca impredecible. Una hueca de sabores que dejaban huella en todos los paladares y cuyo horario de apertura era —y sigue siendo— indescifrable. Hace años viví en la Floresta, cerca del redondel de la calle Madrid. En toda esa zona es fácil encontrar huecas y puestos callejeros de esos que te alegran el camino de regreso a casa cuando sales de la oficina. Hace unos…